Isabel Díaz Ayuso está visiblemente molesta. Pasa páginas. Subraya. Bebe agua. Habla con uno de sus consejeros. Vuelve a pasar folios. Vuelve a beber agua. Durante 90 minutos, la presidenta madrileña no ha mirado en ningún momento a las tres portavoces de la oposición, que han tomado la palabra desde la tribuna de la Asamblea madrileña en la última jornada sobre el Debate sobre el Estado de la Región. Hasta la portavoz del PSOE, Mar Espinar, se ha cansado varias veces durante su intervención:
PSOE, Más Madrid y Vox centran el Debate sobre el Estado de la Región en las políticas internas del PP en la comunidad
Isabel Díaz Ayuso está visiblemente molesta. Pasa páginas. Subraya. Bebe agua. Habla con uno de sus consejeros. Vuelve a pasar folios. Vuelve a beber agua. Durante 90 minutos, la presidenta madrileña no ha mirado en ningún momento a las tres portavoces de la oposición, que han tomado la palabra desde la tribuna de la Asamblea madrileña en la última jornada sobre el Debate sobre el Estado de la Región. Hasta la portavoz del PSOE, Mar Espinar, se ha cansado varias veces durante su intervención:
—Atienda. Escuche un poquito.
Si en la primera sesión Ayuso se centró en comparar sus políticas con las de Pedro Sánchez —durante más de 120 minutos y con citas continuas para “salvar” a España—, 24 horas después, la oposición ha punzado a la presidenta madrileña donde más le duele: la gestión.
Si Ayuso presume de que la Comunidad de Madrid va como un tiro, la portavoz socialista le ha recordado que ejecuta menos del 90% de la inversión prometida en Educación. Que prometió bajar un 30% el precio del comedor y cuando se llevó la ley a la Asamblea votó en contra. Que el precio del alquiler se ha disparado un 13,4% en el último año. Que las obras en el Metro han provocado un caos en el inicio del curso escolar. Y que las listas de espera en Sanidad están disparadas con más de un millón de pacientes.
Una línea que también ha compartido Más Madrid, que ha propuesto reformas en materia tributaria, como la subida de impuestos para las grandes fortunas. También ha hecho bandera de los dos temas que más mueven a la formación: el feminismo y el cambio climático. “Vaya a los barrios de Carabanchel, Leganés o Vallecas a decir que el calor extremo es un invento de la agenda 2030”, ha dicho la portavoz Manuela Bergerot, “a ver si se atreve a reírse de ellos. El calor entiende de clases y no hace el mismo calor en La Moraleja que en Entrevías”.
Las dos portavoces han hablado también de las muertes en Gaza. Si la socialista ha venido vestida con los colores de la bandera de Palestina (rojo, verde, blanco y negro), Bergerot ha mostrado también a las víctimas con una fotografía muy dura, que Ayuso tampoco ha mirado:
—¿Sabe quién es esta niña?
“Se llamaba Hind Rajab y tenía cinco años cuando el Ejército de Israel la asesinó mientras iba en coche junto a cinco personas de su familia”. Los 27 diputados de Más Madrid se han puesto de pie inmediatamente con diferentes imágenes de los bombardeos. Segundos después, le han secundado los socialistas con aplausos. Ayuso, eso sí, también ha tenido palabras, pero en el sentido contrario, con una clara defensa de Israel. De hecho, hace tres días dijo en una entrevista en Antena 3:
—Tú dile a Israel que vaya con magdalenas y flores a negociar.
O este viernes desde la tribuna de la Asamblea:
—El pañuelo palestino no es feminismo.
Pero si existe un tema que revuelva a Ayuso y al PP de Madrid, ese es el presunto fraude fiscal de más de 350.000 de la pareja de la presidenta, Alberto González Amador, que afronta además otra causa penal por corrupción en los negocios y administración desleal. “El fraude fiscal es una cosa muy seria”, ha dicho la socialista Espinar. “Es robarle a todos los españoles. Usted y Alberto son una sociedad con ánimo de lucro: usted pone el poder político y él se lleva la pasta, no hay más”. La líder de Más Madrid ha dicho, incluso, que la pareja de la presidenta está “a un pasito” de ir a la cárcel de Soto Real.
En contraste, Vox y su portavoz, Isabel Pérez Moñino, –en el cargo tras la renuncia de Rocío Monasterio hace casi un año— no ha mencionado en ningún momento a la pareja de la presidenta. Moñino se ha centrado en la inmigración, en los recortes a las subvenciones públicas y en la vivienda. Todo, con un objetivo: arañar votos en los barrios obreros de la región. “Los madrileños son desplazados hacia otros distritos, creando un efecto dominó perverso que acaba golpeando a los vecinos con menores recursos”.
Al terminar, Ayuso ha tomado la palabra para contestar a todos los grupos a la vez y, ya sí, mirar a las portavoces. La presidenta, nuevamente, ha optado por criticar a Sánchez, a Cataluña, e incluso a Vox. “Nunca ha habido tantas mujeres portavoces en esta Asamblea y el debate nunca había sido tan bajo. No puede ser que tenga que escuchar palabras como ‘conseguidora, sectaria, racista…, mi entorno personal (…) ¿Con quién puedo salir, con el hermano de Sánchez?”.
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